- Símbolo: Cráneo sin mandíbula y pluma de escriba sobre pergamino
- Alineamiento: Legal Neutral
- Áreas de Control: Cráneo sin mandíbula y pluma de escriba sobre pergamino
- Dominios: Ley, Muerte, Rúnico, Sino, Sufrimiento
- Arma Predilecta: Un guante blanco (guadaña)
- Escenario: Reinos Olvidados
Yérgal es el fatalista senescal del Señor de los muertos, que guarda los registros de la disposición final de las almas de los muertos. Tan insulso como excesivamente formal, nunca se enfurece y siempre habla con una voz helada e incorpórea que resuena con el susurro de una cripta hace tiempo olvidada. El Señor del final de todo solo se esfuerza por llevar un recuerdo ordenado del destino del mundo según se va hundiendo lentamente en la muerte.
Historia/Relaciones
La iglesia de Yérgal es pequeña y secreta, una orden casi monástica y rígidamente organizada, conocida como los Escribanos de la perdición. Con base principalmente en mausoleos de roca, ausentes de vida y secas criptas polvorientas, sus miembros pasan sus días manteniendo y extendiendo vastos archivos de pergaminos que listan como los seres inteligentes bajo su supervisión van muriendo, así como su destino en la otra vida. Solo en Zhay donde la muerte es un hecho diario de la vida, ha logrado la iglesia de Yérgal un pequeño renacimiento.
Relaciones
Perdición, Bhaal y Myrkul heredaron la mayoría de los ámbitos de poder de Yérgal cuando descendió cansado de su posición y cayo en la casi total oscuridad. La muerte de estas deidades dejo a Yérgal al servicio de Cyric y después al de Kélemvor. Aunque esta en su naturaleza el ser leal al oficio de la muerte, puede socavar sutilmente al que ejerza este oficio si éste no es fiel a las responsabilidades del mismo. Yérgal trabaja bien con Kelemvor, pero conserva su desprecio por Cyric, y dedica muchos de sus esfuerzos a combatir los intentos de Vélsharun para prolongar la vida en los muertos vivientes.
Dogma
Cada ser tiene un eterno lugar de descanso que es elegido para el en el momento de la creación. La vida es un proceso de buscar ese lugar de eterno descanso. La existencia no es más que una pequeña alteración en una eternidad de muerte. El poder, el éxito y la diversión son transitorios, como lo son la debilidad, el fallo y la miseria. Solo la muerte es absoluta, y solo en su hora señalada. Buscar traer el orden al caos de la vida porque en la muerte hay una finalidad y una fijación de los estados. Prepárate para la muerte porque esta al alcance y es inflexible. La vida sólo debe ser prolongada cuando esto sirva a la causa mayor de la muerte del mundo.
Clérigos de Yérgal
Los clérigos de Yérgal rezan para sus conjuros al anochecer, el momento del día representativo del fin de la vida. Durante la última noche del año el clero de Yérgal cesa su interminable esfuerzo durante una noche completa. En esa noche sagrada, conocida como la noche de otro año, los clérigos leen cada uno de los nombres cuya muerte han anotado en los rollos de pergamino que han inscrito a lo largo del año que concluye.
Con un grito de “¡Un año más cerca!” todos los pergaminos son archivados y el trabajo comienza al día siguiente. El único ritual que se exige que realicen los clérigos de Yérgal es llamado el Lacrado. Después de anotar cada una de todas las muertes de criaturas, forma de la muerte y destino en la otra vida, se requiere que los escribanos de la Perdición espolvoreen una ligera capa de cenizas y hueso triturado sobre las palabras escritas para secar la tinta y señalar otro pequeño paso hacia el fin del mundo. Algunos buscan convertirse en muertos vivientes auspiciados por la iglesia que les permita continuar sus carreras de archiveros. Algunos clérigos se hacen multiclase como monjes o nigromantes.